Es frecuente ver que en Coronda se observan problemas sobre los que generalmente no hablamos. En este caso el tema de las niñas, o mujeres adolescentes que pasan a convertirse en mamá a una edad muy jóven.
Según, un informe publicado el 14% de las muertes maternas registradas corresponde a niñas de entre 10 y 19 años.La adolescencia es un período en el que comienza a experimentarse la búsqueda del proyecto personal. En este sentido, los factores madurativos, el entorno familiar y las oportunidades educativas resultan determinantes. Innumerables estudios revelaron que los modelos familiares logran ejercer gran influencia en la adquisición de patrones de conducta relacionados con la salud reproductiva, y que la información integral en materia de educación sexual podría contrarrestar la frecuencia de embarazos no planificados."Que una joven pueda embarazarse no significa que pueda hacerse cargo psicológica y emocionalmente de su bebe. Es muy difícil para una niña cuidar a otro niño y, mucho más, si no cuenta con los recursos madurativos y afectivos necesarios.
El rol que adapte cada joven tendrá sus bases en procesos complejos de identificación materna y paterna", compartió la psicóloga Andrea B. Gómez, asesora en salud sexual y reproductiva del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam).Las transformaciones que se producen en el cuerpo también conmocionan lo psicológico: "Un embarazo no planificado agudizará más aún estos cambios y puede generar conflictos intrapsíquicos que, en algunos casos, serán para toda la vida", continuó la licenciada.Así, las variables psíquicas y sociales pueden determinar un control no adecuado del embarazo y, en múltiples ocasiones, la maternidad precoz puede resultar riesgosa para el niño y su mamá. Según una investigación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la mortalidad de la madre y de su bebe se cuadruplica cuando la mujer es menor a 16 años, por un incremento de hasta el 40% en el riesgo de desarrollar diferentes patologías, con respecto a las jóvenes de entre 20 y 24 años.
En general, los patrones de riesgo se asocian con la falta de diagnóstico oportuno y con las complicaciones por los abortos realizados en condiciones de ilegalidad.La vulnerabilidad emocional se agudiza cuando el embarazo no deseado se resuelve de esta manera. "Las consecuencias psíquicas pueden ser gravísimas para cualquier persona, más allá de su edad. Cuando se está en esta situación, no existen soluciones mágicas que no dejen marcas", manifestó la psicóloga.Lo cierto es que al aumentar el número de embarazos, las posibilidades de aborto son mayores y la clandestinidad aumenta los riesgos. La ginecóloga Alicia Figueroa, miembro del comité de desarrollo del Celsam, comentó al respecto: "Pueden ocurrir daños físicos, como infecciones, hemorragias, perforación uterina, sepsis (infección generalizada que compromete todo el organismo), tétanos y muerte. También pueden quedar secuelas como insuficiencia renal, esterilidad y dolor pelviano crónico".
Niñez perdida
El futuro de Carolina Norambuena se adelantó. A los 16 años quedó embarazada por "un descuido" y le llevó mucho tiempo asumir su rol de mamá: "Al principio tuve miedo. Tenía muchas dificultades para relacionarme con el bebe. Sola tuve que abandonar mis estudios y conseguir un empleo".Sin una imagen paterna y, con la angustia de una maternidad precoz, recuerda que su mayor temor fue enfrentar a su mamá: "Era muy chica y no sabía cómo decírselo. Sabía que iba a reaccionar mal y no me equivoqué. Le costó mucho aceptar que iba a ser abuela."Actualmente, con dos hijos y un nuevo padre ausente, no se arrepiente. Pero la falta de conocimiento resultó clave para ella y la escasa preparación para una vida sexual responsable se evidencia en su testimonio.Para la doctora Figueroa, una educación sexual permanente, oportuna y correcta resulta decisiva: "En Europa la formación es temprana y sistemática, y menos del diez por mil de las adolescentes quedan embarazadas. En la Argentina, hay 64 partos cada 1000 jóvenes, teniendo en cuenta que parto es diferente a embarazo, ya que no incluye el número de abortos adolescentes, que en nuestro país no está registrado".Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigación para la Mujer (FEIM), entiende que la información debe basarse en evidencias científicas e incluir todos los aspectos de la sexualidad: sociales, culturales y biológicos. "No sólo es la cantidad, sino la calidad. Deber ser amplia, para que las chicas sepan cómo cuidarse, puedan reflexionar sobre qué es la maternidad, aprendan a decir que no y a exigir que se respeten sus decisiones", aseguró.Precisamente, la fundación trabaja en la concientización de mujeres y adolescentes sobre sus derechos humanos, en especial, sexuales y reproductivos. En este sentido, desarrollan talleres y cursos de capacitación en escuelas y ámbitos comunitarios sobre sexualidad, reproducción y prevención del sida.Atención integral. Convertirse en mamá a los 16 años implicó para Verónica Gómez un crecimiento vertiginoso para el cual no estaba preparada. El papá de su bebe la abandonó -como el suyo a ella- y su mamá no supo contenerla: "Se enteró a los dos meses y se enojó mucho. No quería que lo tuviera, pero siempre opiné que uno tiene que hacerse cargo de sus acciones. Durante el embarazo la pasé muy mal. Me gritaba, me pegaba y comía cuando ella lo decidía. Cuando nació, la relación siguió mal y el día que le pegó a mi hijo agarré mis cosas y me fui. Esa fue la última pelea", recordó.Junto a su bebe de cinco meses, Verónica ingresó al Hogar para Madres Adolescentes María Eva Duarte y encontró el sustento que necesitaba: "Los momentos más lindos los viví fuera de casa y el hogar me cambió la vida".En la actualidad, el hogar alberga a 12 adolescentes de entre 17 y 18 años (en promedio) y a 14 niños, siendo el cupo máximo de 15 jóvenes con sus respectivos hijos.La atención es integral y es un espacio de puertas abiertas e ingreso voluntario. La antropóloga Aída María Bengochea, integrante del equipo profesional, manifestó que el objetivo general "es ofrecer contención y acompañamiento a adolescentes embarazadas y a madres con sus hijos, que por situaciones de vulnerabilidad socioafectiva requieren intervenciones desde una estrategia integradora, asistencial, preventiva y promocional".Las jóvenes suelen acercarse al hogar acompañadas por familiares, amigos o instituciones que realizaron un acompañamiento previo. "El estado emocional con el que llegan –dijo Bengochea- es variable, pero con el común denominador de contar con un lugar de residencia y un espacio de contención ante una problemática socioafectiva sin posibilidad de cambio o resolución inmediata."Ellos quieren saber. Una encuesta realizada por el Celsam reveló que el 95% de los jóvenes espera recibir educación sexual en el ámbito escolar, antes de los 14 años. La entidad enfatiza la importancia de brindar información temprana e integral, así como el acceso a anticonceptivos seguros y efectivos.En marzo de 2003, el Ministerio de Salud de la Nación lanzó el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable para disminuir el alarmante índice de embarazo adolescente y de mortalidad materna a causa de los abortos practicados sobre embarazos no deseados.La ley establece la obligatoriedad de crear servicios multidisciplinarios para adolescentes, accesibles y gratuitos, en temas de salud sexual, anticoncepción y procreación; además de contemplar la entrega gratuita de métodos anticonceptivos no abortivos, aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), y la incorporación de educación sexual dentro de la currícula primaria y secundaria.El proyecto dividió opiniones y fue resistido por varios sectores de la comunidad, incluso fue considerado inconstitucional por vulnerar derechos como la vida, la salud y la patria potestad. Se habló sobre intromisión del Estado en la intimidad familiar y sobre la conveniencia de brindar recursos a niños en las escuelas. Sin embargo, tímidamente comenzó a ponerse en marcha.Las consecuencias de la maternidad precoz pueden iniciar una cadena de problemas ligados al abandono escolar, la inserción laboral temprana y al cambio de roles dentro del entorno familiar.Diversos estudios revelaron que más de la mitad de las jóvenes mamás continúan viviendo con sus padres luego del parto, y el 58% de las adolescentes escolarizadas abandona la escuela para sustentar a su bebe.Los especialistas coinciden en que la información resulta decisiva. La educación sexual deberá tener como objeto, no sólo disminuir los embarazos adolescentes y el número de abortos, sino también dar las herramientas necesarias para que los jóvenes puedan decidir sobre su sexualidad.