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lunes, 13 de diciembre de 2010

Los CAMBIOS llevan tiempo, pero triunfan.


Hermes Binner ya no disimula sus prferencias. De hecho había empezado la semana algo enojado con Mario Barletta, a raíz de la utilización de su imagen, en los afiches de lanzamiento del intendente de Santa Fe. "Es como el Morajú", dijo, y evidenció que no será neutral en la casi segura contienda interna del frente Progresista en mayo.

Ayer concedió una entrevista a Mauricio Maronna de el diario La Capital, y fue mucho más explícito todavía: " Yo no tengo reelección pero hay que buscar la reelección del proyecto. Hay que apelar a la población para que la continuidad de los planes se traslade a la reelección del proyecto y el hombre es Bonfatti"
En el extenso dialogo con el matutino rosarino, Binner se manifestó partidario de la reelección del actual intendente de Rosario, y sion mencionarlo, le recomendó a Giustiniani " no ser tan pragmático" y "esperar el calendario". Y descartó cualquier candidatura testimonial.



 —¿En julio los santafesinos votarán con boleta única?
 —No tenga dudas. Es un salto cualitativo impresionante que ha dado Santa Fe.
   —¿El radicalismo lo está presionando para que no salga la boleta única?
   —No he recibido ninguna presión. Pero es extraordinario lo que pasó.
   —¿Podría implementarse también en las primarias?
   —Eso está en estudio. Mi idea es que debiera ser parte de la misma elección, y las internas y las generales son parte de la misma elección.
   —Usted dijo hace tiempo que su candidato a gobernador era Bonfatti. Y pocas veces se lo ha visto cambiar de opinión. Desde el lado de Giustiniani dicen que irán a internas. ¿La sangre no llegará al río?
   —Vayamos por parte.
   —De acuerdo. Hablemos de Bonfatti.
   —Primero: en la provincia de Santa Fe no hay reelección del gobernador y, por lo tanto, no puedo decir lo que decía Menem cuando quería una re-reelección: “La Constitución me proscribe”. No aspiro a nada en la provincia; he logrado gracias a la voluntad del pueblo la máxima alegría, como es ser gobernador tras haber estado en la Intendencia de Rosario. Dentro de un año podré decir: misión cumplida. Sin embargo creo que hay un proyecto en marcha que fue financiado por la Unión Europea, un programa a 20 años, que está en marcha y donde hay avances de los que no se puede retroceder y que necesita un poco más de tiempo para poder consolidarse. Por la formación que existe dentro del gabinete, los que más conocen qué es lo que se debe seguir haciendo a partir de lo logrado hasta hoy son los que están en el equipo. Yo no tengo reelección pero hay que buscar la reelección del proyecto. Hay que apelar a la población para que la continuidad de los planes se traslade a la reelección del proyecto.
   —¿Y ese es Bonfatti?
   —Bonfatti, quien ha sido secretario de Salud Pública en Rosario, secretario de Gobierno, diputado provincial, ahora ministro de Gobierno y Reforma del Estado, que está en toda la provincia y la conoce de punta a punta es la persona capacitada para iniciar el segundo tramo del gobierno del Frente Progresista. Respeto las opiniones de otros, pero ahí está mi fundamentación.
   —Se dice que para traccionarle votos a Bonfatti usted hasta podría ser candidato a un cargo legislativo provincial.
   —Descártelo totalmente. Si hay algo que yo he criticado son las candidaturas testimoniales. Si voy a esa posición, la población dirá algo que me duele muchísimo: “Todos son iguales”. Y los socialistas no queremos ser iguales, queremos ser propositivos. Defiendo el proyecto que está transformando a la provincia de Santa Fe, desde el norte hasta el sur.



—Están los que dicen que para evitar un “choque de trenes” entre usted y Giustiniani hay una tercera opción: Lifschitz.
   —No le pongo bolilla negra a nadie. Hicimos más de 600 obras públicas en la provincia, o están en marcha, pero esto no es el mensaje de una empresa constructora exitosa. Este es un mensaje del contenido social que tienen las obras públicas que hemos hecho.
   —Desde el sector de Giustiniani aseguran que a Bonfatti no le dan los números.
   —El problema no es ese, el tema es la honestidad intelectual con la que uno plantea las cosas. La defensa de un proyecto que está en marcha es mucho más tangible que cualquier otra observación que se quiera hacer (por las encuestas). No me asusta... Mire, si hay algo que Estévez Boero nos enseñó es que no debemos ser pragmáticos. El pragmatismo es lo más vergonzante de la derecha. Acá parece que algunos están condenados al “me conviene, no me conviene”.
   —Le queda un año de gobierno...
   —(Interrumpe). Ojo, es muchísimo.
   —¿Deja el gobierno, pone a Bonfatti de gobernador y vuelve dentro de 4 años.
   —Yo no lo pongo... Lo que digo es que el pueblo debe elegir un proyecto en base a lo que se está viendo hoy: realidad, certeza y realizaciones; hay que defenderlo. Yo me estoy yendo, ya está. Así como cuando me fui de la Intendencia le dejé la llave a Lifschitz y no aparecí más.
   —Pero tenía ganas de llamarlo...
   —Claro que sí, me ataba los dedos para no llamarlo a Lifschitz. Con Bonfatti y con Lifschitz trabajamos juntos durante los años en que yo fui intendente
   —A diferencia de la postulación explícita que hace de Bonfatti mucho no se lo escuchó hablar de su candidato para Rosario.
   —Es que no es mi candidato, el que tiene que decidir esto es Lifschitz. Rosario sigue mejorando, pese a las villas que crecen y que algún día hay que resolverlo. La fuerza que tiene Rosario es imparable y es un gran éxito lo que está haciendo Lifschitz. ¿Y cómo continúa? Lo tiene que decidir él.
   —¿Le gusta Lamberto como postulante a la Intendencia?
   —Es un buen candidato, él fue secretario de Gobierno, tuvo funciones públicas, conoce...
   —Usted dice que no le pone bolilla negra a nadie, pero su candidato es Bonfatti. Lifschitz tiene dos gestiones importantes en Rosario. ¿No le ve chances?
   —Sí que tiene chances. Veo muy bien su gestión. Está en marcha. Rosario es una ciudad progresista. Alguna vez habrá sido capital del peronismo pero Rosario es una ciudad progresista.
   —¿Lo ve a Lifschitz para un tercer mandato en Rosario?
   —¡Pero cómo no! Además batiría un récord: nunca un gobernador tuvo tres períodos de intendente. Si se queda cuatro años más quedará solo en la punta.
   —¿Y le gustaría que se quede cuatro años más?
   —Depende de él, y de la gente que lo vote.
   —Pero cuando Menem se quiso quedar por otro mandato ustedes le dijeron de todo.
   —Pero él no tiene limitación constitucional y Menem la tenía.
   —¿Aceptan en el socialismo terceros mandatos consecutivos?
   —Nunca nos tocó, nunca tuvimos esa suerte.
   —Bueno, dicen que usted se va para volver como candidato a gobernador en el 2015. Por eso para Giustiniani puede ser ahora o nunca.
   —Hay que leer el almanaque.
   —Bonfatti no quiere internas, Lifschitz tampoco. ¿Y usted?
   —Hay que tratar de evitar la interna y poner sobre la mesa los problemas. ¡Y hablar! Mire qué sencillo. Cuáles son los argumentos para una cosa y para la otra. Yo pongo los argumentos por los que este equipo de gobierno tiene que tener una continuidad. No es fácil armar un equipo de gobierno. Este equipo tiene fortaleza, cada ministro sabe lo que pasa en otros (ministerios). Se sabe lo que se está haciendo; eso tiene un valor extraordinario. Santa Fe tiene la gran posibilidad de aprovecharlo. Esa propuesta tiene su origen en un partido, pero pertenece a la sociedad. Por eso, mi idea es fundada. No es una idea fundada la rotación. En Chile, pensando en la rotación pusieron a una persona de la democracia cristiana que tenía menos feeling que nada... Cuando dicen que lo que importa es la rotación... Entonces va mi hijo de candidato... No, no se trata de cualquiera. La rotación puede ser útil, pero no para cualquiera.
   —Los radicales no están de acuerdo. Quieren rotación. Dicen “es nuestro tiempo”.
   —No es el de ellos, es el del Frente. La gente no votó por un partido, votó por el Frente Progresista.
   —Los radicales santafesinos dicen que hay que dirimir en internas a quién le pertenece el tiempo que viene.
   —No es esa la propuesta. La propuesta de ellos es ir con una fórmula radical a las primarias. Estamos empequeñeciendo la propuesta. Eso es resultado de una ecuación.
   —Usted quiere acordar una fórmula en base a consenso programático y no ir a internas.
   —Claro, por supuesto.
   —El Departamento de Estado, según hizo trascender Wikileaks, asegura que es un socialista moderado y que Giustiniani hace todo lo que usted dice.
   —(Risas). Respecto a lo primero: yo soy socialista. Y respecto a lo segundo: me parece que no.

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