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jueves, 2 de diciembre de 2010

Día mundial Lucha contra el SIDA. Mucho por hacer.


En la ciudad de Santa Fe hay más de 700 pacientes que viven con VIH (virus de la inmunodeficiencia humana). Son los casos confirmados, los que se controlan en forma regular en los hospitales y en los sanatorios. Pero los médicos estiman que en realidad hay más de 2.500 personas infectadas y la gran mayoría no lo sabe.
En la provincia, el programa de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y Sida, que dirige Raúl Bortolozzi, informó que los portadores y enfermos que participan del programa son 5.900, pero calculan que la cifra real de infectados supera las 12.000 casos (Fuente: Diario El Litoral, Santa Fe).

En los últimos cuatro años, el ritmo de contagio parece estable. Las cifras del Subcomité de VIH-Sida del hospital Iturraspe precisan que se detectan entre 35 y 40 nuevos casos por año. En el hospital Cullen se confirma un infectado más cada semana. En total, en el Iturraspe se atienden 330 pacientes y en el Cullen más de 250. Se estima que en los sanatorios y consultorios privados de la ciudad hay como mínimo 100 casos más.

Los cócteles de drogas, que comenzaron a utilizarse en el ‘97, bajaron la tasa de mortalidad de la enfermedad en un 80%. Pero, para frenar al virus es importante pegar rápido y temprano. “Con esta medicación las chances de recuperación del sistema inmunológico son altísimas”, explica a El Litoral la Dra. Laura Trosch, que hace 13 años trabaja en el Subcomité de VIH-Sida del hospital Iturraspe.

El Dr. Mario Amin, coordinador de tratamientos del Área VIH-Sida del hospital Cullen, asegura que en los casos que se detecta la presencia del virus rápidamente las chances son mucho más altas. “La medicación frena y baja la presencia del virus, cuando un paciente está seis años con la carga viral no detectable llega a la expectativa de vida de una persona que no está infectada”, explica Amin.

En las madres embarazadas confirmar la presencia del virus es clave. En el Iturraspe, sobre una población de 88 mujeres portadoras, con la medicación y una cesárea específica se evitó que le transmitieran el virus a su bebé en 87 casos. “El único niño que se contagió fue porque en su madre se detectó el VIH en una etapa tardía del embarazo”, cuenta la Dra. Trosch. La estigmatización de los pacientes, y las dificultades para controlar el crecimiento de la enfermedad en las barriadas más pobres de Santa Fe son dos problemas que preocupan a los especialistas.

“La mayoría de los casos nuevos que detectamos vienen de las zonas más vulnerables”, reconoce la especialista del hospital Iturraspe. Trosch cuenta que en muchas de estas familias la mujer ni siquiera puede elegir y consentir el momento de la relación sexual y mucho menos está en condiciones de pedirle a su pareja que use un preservativo.

En los sectores medio y altos, las principales barreras para contener el crecimiento de la epidemia son la negación - “la conciencia de riesgo 0”, dice Trosch-, el miedo a hacerse el análisis y la discriminación de los pacientes, que no se animan a contar que son portadores porque saben que van a ser juzgados y rechazados.

El día que en Santa Fe, los personas que viven con VIH puedan decir sin miedo que son portadores, sin angustia porque sus hijos puedan tener problemas en la escuela, sus vecinos los rechacen o incluso sus compañeros de trabajo los eviten, en la ciudad se habrá dado un gran paso para contener la epidemia.
En Coronda no estamos ajenos a esta lucha, por eso debemos seguir trabajando en mejorar la salud y la igualdad de oportunidades para todos, por una excelente Salud Pública. En ese camino vamos a mejorar la calidad de vida.

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