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martes, 3 de abril de 2012


Malvinas y la Historia Reciente.



“Pero en los casos en que la moral bajaba, no era por los ingleses era por la falta de comida.”
“Yo tenía una radio y eso lo empecé a notar cuando se acercaba el campeonato mundial
de fútbol. Todas las noticias comenzaron a ocuparse de ese tema, y cada
vez se hablaba menos de Malvinas.”
Guillermo, Regimiento 7 de Infantería.


En el calendario oficial, en las efemérides y feriados el próximo lunes 02 de abril estamos ante un ejercicio de provocación a la memoria y la historia reciente. El disparador: Malvinas. Un concepto que hace referencia a dos islas en el extremo sur del Atlántico, pero hoy pensar en Malvinas es dar lugar a un conjunto de preguntas más interesantes. No se trata sólo de unas islas, no se trata sólo de una guerra.
Todo lo contrario, pensar Malvinas es atrevernos a realizar una rápida mirada retrospectiva de nuestra democracia muy joven y la etapa iniciada luego de 1983. Malvinas resulta hoy cargada de contenido, de sentido y de historias cruzadas. En la ciudad de Coronda por ejemplo en las últimas década encontramos con el nombre Malvinas Argentinas a establecimientos educativos, plazas, paseos, marcha de Malvinas, nombres de calles, así como en el resto del territorio provincial y nacional. Al costado de las rutas es muy factible ver el letrero que indica que las “Malvinas son y será argentinas”.
Malvinas se ha convertido en un lugar, ha dejado de ser una referencia obligada para hacer alusión a la “soberanía” de este país, para pasar a aplicarse a otros sentidos muy distintos. Un ejemplo es el concepto hoy asumido de “Héroe” de Malvinas - que a diferencia de los “caídos” – se ha construido en relación a miles de argentinos que dan testimonio de lo que han vivido en la jornada histórica de 1982. Sin embargo, una vez recuperada la vida democrática (1983) la figura del sobreviviente no fue reconocida como el “héroe” de una guerra, sino en una primera versión el ex soldado era mirado con gran indiferencia y silencio por una sociedad que no distinguía Malvinas más que una profunda cicatriz y una batalla que nos encontró en la derrota.
El próximo capítulo fue dar lugar al sentido más amplio de Malvinas, y no solo como un tema que podía debatirse en relación (secundaria a mi entender) con el Proceso de Reorganización Militar iniciado en 1976. Por lo que Alain Rouquie ha observado que la primer tarea fue “desmalvinizar” la Dictadura para restar argumentos al régimen caído. Malvinas ganó su lugar, y luego de cumplirse los primeros veinte años (2002) en una coyuntura opacada por el trágico Diciembre de 2001, casi que pasó inadvertida. Pero para el 25 aniversario (2007) el encuentro con la memoria y la historia reciente se pudo observar claramente en otra clave: el homenaje. De hecho, el 22 de
noviembre del 2000 el Poder Legislativo argentino sancionó la Ley Nº 25370, por la cual se declara al día 2 de abril como Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. La misma fue modificada el 7 de junio de 2006 para declarar inamovible al feriado nacional, por lo cual no podrá ser trasladado al lunes anterior o siguiente para conformar un fin de semana largo.
Miles de jóvenes nacidos entre 1962 y 1963 (el 70% de los reclutados para el conflicto, 10.000 muchachos) se convirtieron en protagonistas indeclinables en una decisión improvisada del General L. Galtieri que se explica más por dar continuidad al gobierno militar ya en agonía, que por una clara estrategia bélica basada en ratificar un principio de soberanía ante Gran Bretaña. Situación que tampoco fue ignorada por la cúpula militar y política inglesa encabezada por Margaret Thatcher quien logró una nueva reelección. El conflicto finalizó con la rendición de Argentina en las islas el 14 de junio del año 1982, pero lo que no finalizó -sino todo lo contrario, se inició – fue una gran deuda social para una generación que hasta hoy reclama por su reconocimiento permanente. Incluso la denominación “veteranos” no es ejercicio ligero ni fácil, bien claro quedó en la jornada del 17 de septiembre del año 2010, momento en el cual un proyecto de ley pretendía eliminar dicho concepto (vigente en la ley provincial 12867) desató la furia de ex combatientes en la ciudad de Rosario contra legisladores que se reconocieron autores. Con la memoria no se juega.
La historiografía ha dejado evidencias de trabajos que apelan a Malvinas como lugar de un pasado, Bartolomé Mitre, Julio y Rodolfo Irazusta, Jauretche y Scalabrini Ortiz (FORJA) hasta Alfredo Palacios (en su prólogo a la obra sobre Malvinas de Paul Groussac) encontraron en las Malouinas (en francés) un lugar opuesto a las tentaciones imperiales británicas. Interpretado en la figura del Gaucho Rivero como parte de una versión popular, cuya figura despertó más de un debate entre historiadores (como sucedió en modo opuesto con el monumento al canciller inglés Georg Cannig).
Finalmente, hoy ya pasaron 30 años y es nuestro ejercicio próximo. Pensar Malvinas, es pensar en Argentina, preguntar al presente con respuestas que sólo se pueden encontrar en el pasado. No hay otra alternativa.


Juan Cruz Giménez.

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